segunda-feira, 12 de março de 2007
sexta-feira, 9 de março de 2007
"Quand'elli e giunto là dove disira,
vede una donna che riceve onore
e luce sì, che per lo suo splendore
lo peregrino spirito la mira"
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Dante Alighieri - La Divina Commedia
quinta-feira, 8 de março de 2007
segunda-feira, 19 de fevereiro de 2007
sábado, 17 de fevereiro de 2007
La Magia
Una vieja muy vieja, del pueblo de los Tukuna, castigó a las muchachas que le habían negado comida. Durante la noche, les arrebató los huesos de las piernas y les devoró la médula. Nunca más las muchachas pudieron caminar.
Allá en la infancia, a poco de nacer, la vieja había recibido de una rana los poderes del alivio y la venganza. La rana le había enseñado a curar y a matar, a escuchar las voces que no se oyen y a ver los colores que no se miran. Aprendió a defenderse antes de aprender a hablar. No caminaba todavía y ya sabía estar donde no estaba, porque los rayos del amor y del odio atraviesan de un salto las más espesas selvas y los ríos más hondos.
Cuando los Tukuna le cortaron la cabeza, la vieja recogió en las manos su propia sangre y la sopló hacia el sol.
- !El alma también entra en ti! – gritó.
Desde entonces, el que mata recibe en el cuerpo, aunque no quiera ni sepa, el alma de su víctima.
Una vieja muy vieja, del pueblo de los Tukuna, castigó a las muchachas que le habían negado comida. Durante la noche, les arrebató los huesos de las piernas y les devoró la médula. Nunca más las muchachas pudieron caminar.
Allá en la infancia, a poco de nacer, la vieja había recibido de una rana los poderes del alivio y la venganza. La rana le había enseñado a curar y a matar, a escuchar las voces que no se oyen y a ver los colores que no se miran. Aprendió a defenderse antes de aprender a hablar. No caminaba todavía y ya sabía estar donde no estaba, porque los rayos del amor y del odio atraviesan de un salto las más espesas selvas y los ríos más hondos.
Cuando los Tukuna le cortaron la cabeza, la vieja recogió en las manos su propia sangre y la sopló hacia el sol.
- !El alma también entra en ti! – gritó.
Desde entonces, el que mata recibe en el cuerpo, aunque no quiera ni sepa, el alma de su víctima.
(Los Nacimientos - Eduardo Galeano)
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